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BLOG DE VOCES 3

sábado, 19 de marzo de 2011

Una historia impactante…

Seguimos compartiendo historias que nos envían los televidentes…

 

12 – La experiencia de Melina – Melina.R

 

Ante cualquier pronunciación de palabra de mi historia primero debo felicitarlos por el inmenso proyecto de Voces Anónimas, sinceramente las temporadas como los libros me marcaron, y en lo personal me sentí extrañamente protegida; el apéndice de “creer o reventar” es una puerta mágica, y no cabe ninguna palabra más que GRACIAS !!

Mi nombre es Melina Roselló, y la historia que voy a compartir a continuación tuvo lugar hace cuatro años, en la ciudad de Mercedes, departamento de Soriano. Un gélido invierno asomaba un diecisiete d julio; una mañana con pocos grados de temperatura, las calles despobladas y un silencio atroz que decoraba el ambiente. Esta mañana como tantas, debía ir a estudiar; recuerdo que entré al aula y apoyé mis cosas en un banco, me senté y el profesor comenzó con su clase, y a partir de allí solo recuerdo como el profesor intentaba despertarme; lo logró solo que yo no era consciente de que estaba dormida, no recordaba nada más que el sueño que había tenido en ese lapso diminuto (debo aclarar que no tenía sueño, me sentía enérgica y más consciente que nunca, fue como si me hubiera desmayado en un abrir y cerrar de ojos). Un sueño poco claro, solo podía sentir que mi cuerpo estaba sumergido en agua; y poco a poco el agua se apoderaba de mi respiración; al sentir la agonía de esa asfixia desperté, todos se reían y algunos preguntaban ¿Cómo me había dormido tan bruscamente y había despertado de la misma manera? No concebía repuesta para ello.

Regresé a mi casa y luego todo transcurrió “normal” hasta llegar la noche.

Después de la cena cotidiana, cada integrante de mi familia se dirigió a su habitación. Yo dormía junto a mi hermana en la última habitación de la casa.

Para ser más específica, mi casa era de arquitectura antigua, de techos altísimos, de puertas robustas y pisos de diferentes diseños como colores, entre otras cosas. En fin, la noche se había estacionado y era hora de descansar; pero como yo no tenía sueño preferí leer mientras mi hermana dormía. No quería moverme mucho, ya que dormíamos en una cucheta (yo arriba, ella debajo) y podía despertarla. Quedarme quieta hizo que conciliara el sueño; allí fue cuando comencé a tener un sueño, el mismo sueño que había tenido a la mañana, sólo que esta vez continuaba… Podía ver como un adolescente ahogaba uno a uno a los integrantes de mi familia, en nuestra propia casa. Él quería que yo presenciara cada una de las muertes y repetía una y otra vez: “La invasión tiene su merecido”; fue allí cuando pude verlo por completo, lo curioso era que tenía el aspecto de haber muerto ahogado. Ya no era un sueño, era una pesadilla, no podía despertar, necesitaba hacerlo. Llegó mi turno, quería matarme, fue así que comencé a correr y en ese momento (creo que por la desesperación de la pesadilla) me desperté bruscamente, sin aliento, quedando sentada en la cama, y por reflejo e instinto levanté la vista, lentamente comencé a escuchar ruido de agua, sintiendo que provenía del techo de mi habitación, levantó mi vista hacia el profundo techo,

y veo como desde las esquinas de las paredes chorreaba algo líquido, que parecía agua, expandiéndose por todas las paredes. Sinceramente creí estar soñando, cerré y abrí los ojos y todo seguía allí.

El agua comenzaba a llegar a mi cama, quedé inaudita, inmóvil, no sabia que hacer. Hasta que veo una sombra en la puerta de mi habitación, ahí sin dudar salte de la cucheta con el fin de despertar a mi hermana (no sabia que o quien podría ser), la sorpresa que me lleve… Mi hermana no estaba, me puse de pie y prendí la luz, miré el techo… Y ya no había nada. Enseguida salí de mi habitación y me encuentro con mi hermana, que estaba parada justo al lado de la puerta mirando un punto fijo, le intente hablar pero me di cuenta que estaba totalmente sonámbula. Esa noche no dormí, sólo quería convencerme de que todo lo que vi era real.

Pasó un largo tiempo hasta que decidí preguntarle a mi madre la historia de la casa; y ella me contó: “Anteriormente a nosotros vivió una mujer anciana, pero no era la propietaria de la casa; el propietario de la misma falleció hace mucho tiempo, lo llamaban el negro López, muy conocido en el barrio (la casa se ubica en el centro de la ciudad), dueño de un banco, el cual se encontraba en la misma esquina (actualmente abandonado). Era casado y tenía dos hijos varones, uno de ellos reside en Salto (propietario de la casa actualmente) y el otro hijo trágicamente falleció, con tan solo quince años, cuando estaba haciendo natación en el Club Remeros (club muy conocido en la ciudad)… Se ahogo”__ Al escuchar esto último, no podía ser una terrible coincidencia (no creo en ellas), pero antes de formular e intentar entender si podía haber una conexión entre lo que me había pasado y el chico que se había ahogado, le pregunte a mi madre cuál era la habitación del chico…

¿Saben que me respondió? -“Era la habitación que compartís con tu hermana”. Petrificada quede, entonces lo que me había pasado fue real.

Nunca se lo conté a mi madre, preferí no “escarbar” más en la historia de la casa aunque la curiosidad me ganara. Aún así, a pesar de todo lo vivido mi respeto y curiosidad siguen intactas por las… Voces Anónimas!!

1 comentarios:

$0f&@ dijo...

mmm...
y tu mamá como sabia cual era la habitación de ese chico??
solo eso :D, no me había quedado muy claro u.u